jueves, 23 de mayo de 2013

La Puebla de Naciados, El Gordo. Vestigios del pasado

Buenas vecinos,

Hoy vamos, como se esta haciendo costumbre, con una de esas rutas con historia y naturaleza que tanto nos gusta. Vamos a visitar La Puebla de Naciados (enaciados, o Puebla de Santiago o Santiago del Arañuelo), en El Gordo.



 Esta localidad de la que después surgirían El Gordo y Berrocalejo , nació hacia el año 1275, fundada por abulenses que pastoreaban en trashumancia por estas tierras. Cruce de caminos y hogar de una calzada romana que comunicaba Augustobriga (Talavera la Vieja) con la actual A-5 y quizás también con una posiblemente al sur del Tajo, se convirtió en una zona de frontera y paso entre los reinos musulmanes y cristianos. Cuando las fronteras se marcaron mas al sur comenzó la autentica repoblación hasta que se declara villa en el siglo XV y se levanta el rollo jurisdiccional que aun perdura. También tenía una iglesia y convento, dedicada al apóstol Santiago, de la dependían las de El Gordo, Berrocalejo, Valdeverdeja y Torrico. Con el paso del tiempo, los problemas por el acceso a la tierra, las pestes y sobre todo las guerras, el lugar es abandonado hacia 1850  y la mayoría de fincas pasan a propiedad del Conde de miranda y vecinos de El Gordo y Torrico.
Y hoy nos acercamos hasta allí  desde El Gordo, por una ruta bien señalizada, aunque con el trazado poco cuidado.

RUTA DE LA PUEBLA DE NACIADOS
Tipo: Circular
Km: 8 km
Dificultad: Baja, alguna cuesta. Muy bien señalizada.
Medio: Pistas en buen estado, arroyos crecidos según la época y tramo final campo a través por dejadez en el estado del camino.

Inicio/Fin: El Gordo
Observaciones: Evitar horas centrales en días de mucho calor. (Se va haciendo costumbre decir esto) Con merendero en la ermita y fuente.





La ruta empieza en el pilón, a la izquierda de la carretera que atraviesa El Gordo, en frente de la iglesia. Continua por una larga cuesta que se dirige al paso entre los cerros del Pendón y del Calvario, que puede estar en estado regular aunque fácilmente salvable incluso en bicicleta. Luego llaneamos un rato con unas espectaculares vistas del pantano de Valdecañas, hasta enfilar una larga bajada que nos lleva al valle donde se encuentra la Puebla.


Enganchamos aquí una pista que baja desde la dehesa Boyal y girando en el siguiente cruce a la izquierda, nos lleva a cruzar el arroyo de Naciados donde podemos ver los restos del puente romano-medieval (siempre es discutible) y todo recto, llegamos a La Puebla de Naciados.


Puente de Naciados
Hoy solo queda de ella restos de algunas edificaciones, como la iglesia, algunas casas de adobe dispersas y el rollo.
También hay un pequeño altar, un merendero amplio y un tejadillo donde refugiarnos en caso de inclemencia del tiempo. Dispone que un grifo con agua corriente.
Vista desde la Iglesia de Santiado en La Puebla

Restos de la Iglesia de La Puebla

Desde aquí  la ruta sigue por su parte menos cuidada, ya que el siguiente paso del arroyo de Naciados es un vado, que puede llevar bastante agua  y el resto del camino esta peor conservado. Aunque también es la que tiene algunas vistas espectaculares, así como restos antiguos muy significativos, como la fuente de los muertos.


La señalización muy bien, el camino, descuidado.
El último tramo antes de volver a El Gordo, es una cuesta que en esta primavera la hierva nos ha pasado la cintura, por lo que las bicis si la realizan en subida, pueden tener alguna dificultad. Parece mejor opción ,depende la época y el medio de viaje, hacerla en sentido contrario, aunque nosotros la ruta la hemos hecho en los dos sentidos jeje.




Podéis descargar para movil y gps la ruta aqui y ver el resto de fotos en nuestra pagina de Facebook. Sobre rutas en el campo arañuelo extremeño, podéis encontrar esta y otras mas aqui

Así que ya veis, un despoblado que una vez fue la capital de toda esta zona, y que dio origen a varios pueblos que hoy perduran, como la vida misma.

Bonus: por cierto, no nos gustaría dejar pasar la ocasión de enseñaros uno de esos tesoros que oculta nuestra tierra, como nuestra raza (en vías de tramite) autóctona de perro, el perro carea, del que nos encontramos un ejemplar en nuestra ruta.














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